El comportamiento de nuestras mascotas viene determinado en su mayor parte por las experiencias por las que pasan a lo largo de sus vidas, en especial durante sus primeros meses como cachorros. Por eso, incluso sin pretenderlo, cualquier interacción con nuestro perro puede afectar a sus costumbres, y cuando las mismas se convierten en un problema, es necesario seguir una técnica de corrección de conducta canina.
Como ya vimos en una entrada anterior, al tratar los 5 problemas más comunes de comportamiento esta clase de conductas indeseadas resultan comunes para todos los perros, independientemente de su raza, y pueden aparecer en cualquier momento de sus vidas.
Esta es una de las razones que explican la existencia de todo un campo de técnicas diferentes para su corrección, y no todas son adecuadas para cualquier mascota. De hecho, la mayoría de los adiestradores estamos de acuerdo en que el uso indiscriminado de estímulos aversivos –los que resultan desagradables para el animal, ya sean de naturaleza física o social– resultan perjudiciales, ya que contribuyen a causar nuevos problemas de conducta.
Programas como “El encantador de perros” han provocado un resurgimiento de las teorías basadas en la dominación del macho alfa; es decir, en que el comportamiento de los perros viene determinado por un instinto para ascender dentro de la manada, y que dichos problemas los causa su deseo de imponerse sobre el hogar.
Sin embargo, una mejor comprensión de los procesos de aprendizaje de los perros pone en evidencia que actos como ladrar en exceso, tirar de la correa o desobedecer, vienen causados habitualmente porque los propios dueños los han promovido, bien reforzándolos involuntariamente o por no haberles enseñado a comportarse de manera apropiada.Habitualmente los dueños de los perros incentivamos, sin darnos cuenta, conductas negativas de nuestros perros.
¿Por qué utilizar la corrección de conducta positiva?
Intimidarles de una forma física o psicológica sólo contribuirá a forjar una relación con sus dueños basada en el miedo y la incomprensión. Y esto sólo puede conducirles a sufrir un estado permanente de ansiedad, que a su vez provoca comportamientos agresivos. De ahí la importancia de las técnicas de corrección de conducta canina positivas.
¿En qué consiste la corrección de conducta positiva?
Los perros se sienten más contentos cuando su entorno está claramente organizado y reciben una comunicación adecuada. Se trata de recompensar las actitudes que resultan deseables, y disuadir de las que no lo son mediante unas reglas claras y consistentes, evitando siempre el maltrato. Las técnicas más modernas de adiestramiento canino se centran en el trabajo en equipo para alcanzar una relación positiva entre las mascotas y sus dueños.
Cuando queremos enseñar a un perro a responder a una orden o a comportarse de cierta forma frente a una causa determinada –como el sonido del timbre–, lo más probable es que empleemos algún principio recogido por los condicionamientos operante o clásico. Ambos son formas de enseñanza basadas en la relación entre un estímulo y su respuesta.
Corrección de conducta mediante refuerzo positivo y negativo.
Las técnicas de adiestramiento basadas en la corrección positiva se basan en que las conductas que se refuerzan tienen tendencia a repetirse. El problema surge cuando los dueños, de manera inconsciente refuerzan conductas a evitar.
Este tipo de corrección de conducta evita siempre cualquier método hostil de agresión. Se basa en motivar o disuadir un estímulo mediante refuerzos positivos o negativos. Veamos un ejemplo:
Si nuestro perro comienza a ladrar de forma enérgica para llamar nuestra atención porque quiere jugar y le hacemos caso, le estamos enseñando que esa es la actitud que debe tomar, por lo que estamos motivando ese estímulo, un error clásico entre los dueños.
En este caso para incentivar que desaparezca esta conducta deberíamos utilizar un refuerzo negativo, como podría ser no hacerle caso. Por otro lado, cuando el perro evite este comportamiento y nos reclame atención de manera correcta, por ejemplo, acercándonos un juguete y esperando sin ladrar, podríamos premiar esta conducta jugando con él. Esto es lo que se denomina refuerzo positivo.
La corrección de conducta canina positiva marca la diferencia
La gran mayoría de los perros que resultan abandonados lo son por un problema de comportamiento; pero esto no tiene por qué ser así. Los más comunes, como la agresividad, se pueden llegar a manejar con un curso de adiestramiento canino. Así, si se emplean de forma correcta las técnicas de enseñanza adecuadas, basta un poco de paciencia y empeño para lograr resultados positivos.
Algunas pautas básicas a tener en cuenta son:
- Empezar cuanto antes. Cualquier edad es buena para trabajar la conducta de nuestro perro pero nos resultará especialmente fácil si los adiestramos desde cachorros.
- La comunicación debe ser sencilla. Hay ocasiones en las que nuestro perro no actúa como queremos simplemente no sabe qué es lo que queremos que haga.
- La constancia es la clave. Hay que establecer unas normas claras con nuestra mascota y aplicarlas siempre.
- Detectar la causa es esencial. Un perro no se portará mal para fastidiarnos, siempre existe un causante de su comportamiento. Para poder corregirlo debemos detectar qué lo está provocando, que como hemos comentado anteriormente, es probable que seamos los propios dueños.
- No reforzar el problema de forma inconsciente. Si lo que busca nuestra mascota es llamar la atención, y le regañamos, habrá conseguido su objetivo. Los dueños somos los primeros que debemos aprender a cómo comportarnos para así no enviar señales contradictorias a nuestros perros.
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